Por Darío Fiori
No es casual la derrota de Unión en el José Fierro. La última victoria ocurrió en diciembre de 1978. ¿Cuál era el contexto histórico? En tierras argentinas, la historia se tejía entre sombras y luces divinas. En un país sumido en un oscuro laberinto, se gestaban cambios que ansiaban los corazones distintos.
La dictadura militar aún imperaba con su rigor, oprimiendo voces, sembrando dolor y temor. Desaparecidos clamaban justicia desde el silencio, mientras la esperanza se alzaba como un incendio. En ese escenario convulso y apagado, un grito de la libertad se escuchaba, decidido y apasionado. Las Madres de Plaza de Mayo, valientes y firmes, con sus pañuelos blancos, buscaban sus hijos sin confines.
En las calles, sus voces resonaban como eco, exigiendo verdad, justicia y un futuro más recto. Las Abuelas luchaban por encontrar a los nietos perdidos, reclamando igualdad que el tiempo había escondido. En aquel diciembre de tantas emociones, también el arte y la cultura hallaban vibraciones. El teatro y el cine reflejaban realidades crudas, contando historias que resonaban en las almas desnudas.
Y en el fútbol, pasiones se entrelazaban, la pelota rodaba, emociones que se destrataban. Como ese aroma del café recién hecho al despertar, que envuelve el ambiente y despierta los sentidos. Es como el abrazo cálido y reconfortante de un ser querido después de un día agotador. Es como el sol que se asoma tímidamente entre las nubes, iluminando el camino con su luz dorada. Es como el suspiro de alivio al superar un obstáculo difícil y encontrar la solución. Es como la melodía que te eriza la piel y te transporta a otros mundos, en el momento exacto en que toca tu corazón. Es esa chispa que se enciende el espíritu y hace que la vida cotidiana se convierta en un momento mágico y trascendente
Pero más allá de los logros deportivos, la lucha por los derechos se hacía más activa. Organizaciones surgían, voces se unían, exigiendo un país donde la igualdad florecía. En aquel diciembre del 78′, en Argentina se vivía, la lucha incansable por una sociedad más íntegra y valiente. Entre la opresión y la esperanza que se atisba, se abría paso un horizonte donde la libertad se siente.
Y aunque la oscuridad aún persistía, la semillita de cambio germinaba con fuerza y osadía. Porque en la unión de voces y sueños compartidos, Argentina seguía escribiendo su historia con nuevos latidos. Pasó mucha “agua debajo del puente” desde aquella última victoria de Unión en 1978 en Primera División. Generaciones enteras que no volvieron a ver a Unión ganar en esa cancha y muchas otras que se quedaron con las ganas de verlo este viernes por la noche por primera vez. El dicho dice que “20 años no es nada…”, pero 44 sí. ¿No le parece?
En la fresca noche de Tucumán, Unión retrocedió varios casilleros. Dejó mucho que desear. La imprecisión. La falta de juego y la escasez de ideas fueron los protagonistas de un encuentro en el que el equipo no logró encontrar su mejor versión. Fue un partido muy malo, por parte de los dos. Poco vistoso, porque si bien Atlético Tucumán fue el que comenzó adueñándose de la pelota, Unión evidenció problemas en su desempeño. La carencia de juego asociado se hizo presentes en los primeros minutos, dependiendo únicamente de algunos arrestos individuales de Machuca y de Zenón.
Esta dependencia de acciones no fue suficiente para neutralizar los errores cometidos. Pagó caro un penal evitable que complicó aún más su situación. A pesar de las ganas en el segundo tiempo, el equipo no supo reponerse y se vio incapaz de reponerse. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico son conscientes que deben trabajar arduamente para corregir los errores y retomar el rumbo de la victoria. No se puede dar el lujo de relajarse. Está obligado a sumar puntos en cada encuentro. El trabajo arduo, la dedicación y el enfoque serán fundamentales en los próximos días.
Promediando el segundo tiempo, el Kily González realizó un cambio táctico. Sacó a Paz (defensor) y mandó a la cancha a un volante más de marca que de juego como Luciano Aued, y luego ubicó a Castrillón en el ataque en lugar de un Dómina poco abastecido, se esperaba que el equipo pudiera generar más juego y revertir la situación. La tónica no cambió demasiado. Siempre el partido se volvió cortado y carente de intensidad. La desesperación de Atlético Tucumán por mantener la ventaja obtenida y la impotencia de Unión se hizo cada vez más evidente. Ambos equipos mostraron una falta de claridad y lucidez en sus acciones, lo que contribuyó a una disminución en la calidad del juego.
Es especialmente destacable la desdibujada actuación de Unión, que nunca logró encontrar la luz que necesitaba para iluminar la noche tucumana. A pesar de algunos destellos aislados, como el taco de Cañete, o el disparo de Gordillo que fue bien atajado por Marchiori, el equipo se vio limitado y no pudo generar las oportunidades necesarias para revertir el marcador
En el final del partido, Moyano, arquero de Unión, realizó una importante intervención al tapar un mano a mano a Pereyra, evitando así que Atlético Tucumán ampliara la diferencia en el marcador. Esta acción destacada refleja la falta de amplitud en el resultado y la dificultad que Unión tuvo para encontrar soluciones ofensivas.
Otro de los puntos que quiero indagar es que la salida de Méndez dejó secuelas. Luego de la mejor actuación en lo que fue el último año y medio, Méndez, que se jactó en ser el padre de la criatura en varios jugadores, había conquistado algunos corazones con un triunfo flamante. Pero en las sombras, una decisión inesperada tomó. Abandonó al equipo de la noche a la mañana. Se consumó la traición.
El corazón del hincha se llenó de dolor. La lealtad y el compromiso se quedaron sin valor. El fútbol es un escenario de pasiones ardientes donde los lazos se desgarran sin medidas. Los ojos de los hinchas se llenaron de lágrimas, al ver cómo la traición cortó las almas como dagas. El amor y el sacrificio de tantos jugadores, opacados por aquellos que buscaban intereses mayores.
Pero en el medio de las sombras, la luz siempre persiste. Hay jugadores que honran el fútbol, sin importan lo que insiste. La verdadera grandeza se mide en lealtad y honor, respetando la camiseta. Las traiciones duelen, pero no definen el juego, son los valores y la pasión los que hacen eco. El fútbol sigue, a pesar de las heridas causadas, con la esperanza de que la integridad sea restaurada.
El fútbol es más que traiciones y desencuentros, es un vínculo que une corazones, siempre dispuestos. Que las traiciones no empañen la belleza del juego, que el fútbol sea un faro de luz en el universo. Porque al final, lo que queda en la memoria, son las emociones compartidas y la verdadera gloria.
Hay muy pocos jugadores que salvaron la ropa en la derrota. El caso simbólico fue el de Oscar Piris (6). Tuvo la difícil misión de reemplazar a Calderón por una molestia muscular y no desentonó. No cometió errores. Se ubicó como líbero y mostro algunas cualidades destacables. Su notable velocidad y agilidad le permitieron desplazarse rápidamente por todo el bloque defensivo. Resultó beneficioso para el equipo en términos de cobertura y cierre de espacios. Fue sólido tanto en el juego aéreo como en el suelo fueron aspectos positivos a resaltar. Sobre el final del partido, hubo un momento en el que se desentendió de la jugada. Permitió que Moyano saliera rápidamente y Rodríguez tuviera la oportunidad de intentar un remate.
Si bien Zenón (5) mostró cierta contención en la primera etapa del partido, especialmente frente a la dupla Tesuri y Sánchez, en el complemento logró mejorar su desempeño. Hacia el final del encuentro, estuvo cerca de empatar tras intentar varios desbordes por la banda izquierda. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos individuales, el equipo en general retrocedió en el aspecto futbolístico y terminó perdiendo, poniendo fin a una racha positiva de seis partidos invictos. Aunque mostró un empuje en los minutos finales, careció de la fluidez y el despliegue que había exhibido en el partido anterior ante Independiente. Si bien era difícil esperar una actuación igual a la goleada frente al Rojo, la diferencia en el rendimiento fue notablemente abrupta.
La certeza en el área y el último pase no tuvieron el efecto deseado. A pesar de que en el final del partido se acercó como nunca antes en el encuentro, poniendo un centro para el cabezazo de González que pasó cerca, esto no fue suficiente para cambiar el resultado.
Aunque no se destacó de manera sobresaliente, fue correcto lo de Corvalán (5). Está más que claro que en esta nueva posición, logró potenciarse, mostrándose firme en los duelos defensivos y siendo eficaz en cada cruce. En ataque, en el primer tiempo tuvo una oportunidad de gol con un cabezazo que lamentablemente se fue por encima del travesaño de Marchiori.
Moyano (5) alternó buenas con malas. Quizás algunos de los aspectos positivo fue su habilidad para descolgar algunos buenos centros que no llevaron peligro. Presentó dificultades en la salida con los pies, mostrándose errático en varias ocasiones. En la primera etapa, intentó buscar a Zenón con dos pelotazos potentes, pero desafortunadamente ninguno de ellos encontró un destino certero. Él Bebe Acosta lo probó por primera vez desde afuera del área y rechazó con un guantazo. Pese a que no se destacó por atajadas significativas en los primeros cuarenta y cinco minutos. Y sobre el final del partido, fue rápido de piernas y tapó un remate de Rodríguez, evitando que el Decano ampliara la diferencia del marcador.
Vera (4) tuvo un partido para el olvido en el encuentro. Desde el inicio del juego, los volantes de Unión no mostraron una presión efectiva sobre los lanzadores de Atlético Tucumán, lo que permitió que Pereyra lanzara desde unos 30 metros. En esa jugada, cometió un error individual al derribar a Coronel en el área, lo cual resultó en la sanción del penal a favor del conjunto de Pusineri. El jugador eligió el palo izquierdo de Moyano para ejecutar el penal, mientras que el arquero se lanzó hacia el lado contrario. A pesar de este error, intentó redimirse en el transcurso del partido. Realizó un buen centro para la dirección de Luna Diale en la puerta del área.
Sin embargo, en su intento por ser una opción de salida por la banda derecha, cometió nuevos errores, lo que permitió que el balón llegara al Bebe Acosta desde afuera del área. Moyano logró realizar una intervención destacada al rechazar el disparo con un guantazo, enviando la pelota al tiro de esquina. En el segundo tiempo, se pudo apreciar una ligera mejoría en el desempeño del lateral derecho, pero sus acciones no fueron suficientes para cambiar el rumbo del partido en favor de su equipo.
Fue muy limitado lo de Paz (4) con la entrega de la pelota. La mayoría de las jugadas de construcción pasaron por los stoppers, lo cual aseguró la tenencia de la pelota, pero no se dio la oportunidad de dársela a los jugadores más habilidosos como Machuca y Zenón, de recibir el balón en posiciones ventajosas. Debido a eso, el equipo no pudo generar juego ofensivo y prevalecer por las bandas, donde más rédito ofensivo tiene. Desperdició la oportunidad de generar desequilibrio. En el complemento, fue reemplazado por Aued, lo que implicó un cambio en el sistema táctico, pasando a jugar con una línea de cuatro defensores en defensa.
Roldán (4) tuvo un partido decepcionante. Venía de ser una de las grandes figuras en la victoria ante Independiente. No tuvo la movilidad y no logró generar juego de mitad de cancha hacia adelante. Se vio superado en la mitad de la cancha y no marcó presencia en el desarrollo del encuentro. No todas fueron malas para el oriundo de San Luis, ya que lo más destacado fue una jugada desde un córner por el sector izquierdo. En esta ocasión, mostró una buena pegada que logró despejar la defensa del equipo tucumano.
A pesar de que Unión casi no tuvo nunca la pelota, y cuando lo tuvo no supo que hacer, Gordillo (5) impuso presencia y voz de mando. Generó la única situación clara de riesgo bajo los tres palos de Marchiori con un tremendo zapatazo con el botín derecho que exigió al guardameta local. En la noche estrellada de Tucumán, Luna Diale (3) brilló por su ausencia. Su influencia no se mostró. No pesó en ataque y su luz se eclipsó. En otros encuentros, su presnecia respaldecía, recuperando pelotas y siendo vital en cada jugada. Pero esta vez, su esencia se desvaneció. Y en las acciones del partido, pasó despercibido. A los 15 minutos del segundo tiempo, el «Kily» decidió hacer una modificación. Cañete ingresó, buscando un nuevo aliento, Mientras Luna Diale dejaba su posición.
Arriba Machuca (4) tuvo un partido deslucido y no logró mostrar el nivel decisivo y determinante que venía demostrando en encuentros anteriores. En esta ocasión, se observó que Unión dependió en gran medida de él para generar desequilibrio y para sacarse marcas de encima. Sin embargo, esta vez, no pudo brillar. A lo largo del partido, Unión no encontró los espacios necesarios ni aprovechó la supuesta mayor velocidad de sus jugadores, y esto se debió, en gran parte, a la escasa falta de desequilibrio que el rosarino mostró en el encuentro. Aunque se observaron algunos destellos de su talento en el primer tiempo, en general, estuvo apagado y no pudo ser el jugador determinante que el equipo necesitaba para cambiar el curso del partido.
Domina (4) tuvo un partido complicado y no logró destacarse debido a diversas circunstancias. Durante el encuentro, fue anticipado en la mayoría de las ocasiones y se vio obligado a jugar de espaldas al arco rival. Además, la pelota no le llegó con la frecuencia necesaria para poder explotar sus virtudes y generar oportunidades de peligro. Se encontró en una posición incómoda a lo largo del partido. No pudo desplegar su juego de manera efectiva y se vio limitado en su capacidad para influir en el desarrollo del encuentro. Sin la posibilidad de recibir pases en condiciones favorables, le resultó difícil aprovechar sus cualidades y contribuir al juego ofensivo de su equipo.
Cañete (5) entró de manera lenta y mostró cierta falta de agilidad en la toma de decisiones. En una de las primeras jugadas en las que intervino, demoró al dar un pase que debería haber sido rápido. Esto afectó el ritmo del juego, que necesitaba fluidez y velocidad. Sin embargo, con el correr del partido, logró acomodarse y generar una falta por el sector derecho, donde el equipo acumulaba jugadores en ataque. Intentó utilizar recursos como el taco, pero el arquero rival se quedó con la pelota. En el cierre del partido, tuvo una oportunidad de empatar tras un mal centro de Vera, punteando el balón de primera, pero sin éxito.
Aued (-) tuvo poco tiempo en cancha, pero durante su participación buscó manejar la pelota y darle un destino seguro. Sin embargo, al igual que otros jugadores, se notó que venía con poco ritmo y le costó imponerse en la zona media. No logró tener una presencia destacada en el partido.
Castrillón (-) ingresó en un momento desfavorable para el equipo y no logró cumplir con su objetivo de desequilibrar con sus corridas. Entró como segunda punta, y a pesar de su esfuerzo, no tuvo una influencia preponderante en el desarrollo del juego.
González (-) ingresó en los últimos minutos del partido y tuvo una oportunidad para marcar el empate con un cabezazo al primer palo, pero lamentablemente el remate se fue desviado. A pesar del poco tiempo que estuvo en cancha, tuvo una chance clara para cambiar el resultado, pero no logró aprovecharla.
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Fuente: SOY Deportes
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